Ambientada en la ciudad de Los Ángeles en 1949, “Gangster Squad” (“Fuerza Antigángster” en Chile y en cartelera desde hace un par de semanas), se “inspira” -de lejos- en la historia real de Mickey Cohen (Sean Penn), un rey de la mafia que desea controlar el mercado de las drogas, armas, prostitución y apuestas de la cuidad, al amparo de autoridades y policías corruptos. En la otra esquina, un variopinto grupo de policías que se desenmarca de sus procedimientos tradicionales con la venia secreta del Jefe de Policía (Nick Nolte) para darle la batalla bajo la consigna: “sin nombres, sin placas, sin piedad”.
La crítica, en general, la califica despiadadamente con apelativos del tipo “no tan mala” así como de “remake de Dick Tracy” o “intento de Los Intocables”… pero al menos existe consenso en que cuenta con una excelente producción al más puro estilo hollywoodense, muy cuidada en los detalles de reconstrucción histórica del período: Edificaciones, vestuario y por supuesto, los automóviles!.
Como es Hollywood, está de más decir que ganan los buenos, que corren más bala que en el desembarco de Normandía y que el “jovencito” de la película se queda con la chica. Por supuesto, todo ello con una puesta en escena llena de clichés del género, más las típicas notas de humor y, también, bastante sangre.
Hasta ahí no más, pues por supuesto que no queremos tomar el papel de críticos de cine, así que vamos a lo que nos compete:
Fueron necesarios 150 automóviles para ambientar la película (incluyendo varios duplicados para permitir daños). Los vehículos estuvieron a cargo del especialista Tim Woods, coordinador cinematográfico de automóviles. Por 12 semanas trabajó en la producción. Unos pocos vehículos eran de su propia colección personal, otros de distintos coleccionistas del sur de California, y varios también rescatados de cementerios de autos.
El "malo" inspirador de la película utilizaba un Cadillac blindado, sin embargo en la película se utilizaron un par de limousinas Packard Super Eight de 1949. Los autos de los gángsters (a quien su jefe trataba muy bien), eran todos Cadillac de 1948 a 1950. Uno de ellos fue utilizado tres veces: Dos para quemarlo y otra para dar vueltas de campana y, finalmente, explotar.
El jefe de "los buenos" (Josh Brolin), en cambio, conduce un Ford de 1946. El policía de color del grupo (Anthony Mackie), un aporreado Plymouth sedán de 1946. Cada uno de ellos estaba en triplicado: El primero era una versión estándar de 6 cilindros de la que sólo se requería que se viera bien en el set de filmación. El segundo, una versión con suspensión independiente, motor 350 con 300 caballos de fuerza, transmisión TH-400; pero con un diferencial trasero de giro limitado (Posi), que les daba esa apariencia inestable de autos de los años 40. La tercera versión de cada uno de ellos era en realidad un Caprice de 1987 con su correspondiente motor, pero con la carrocería del auto de la época, con el fin de hacerlo derrapar, quemar llantas y posibilitar otras escenas de acción.
El sargento Jerry Wooters (Ryan Gosling) conduce un algo más desfasado (pero impecable) Ford convertible celeste de 1941.
Para las decenas de vehículos no protagónicos, se permitó a sus mismos propietarios conducirlos durante el rodaje, en el entendido de que eran quienes mejor los conocían y quienes más cuidadosos serían con ellos.
Ninguno de estos vehículos sufrió daño alguno durante las filmaciones, y todos los agujeros de bala que se ven en la película fueron añadidos digitalmente.
Para los entusiastas de los vehículos europeos no hay muy buenas noticias: en esta película sólo podrán apreciar, algunos segundos, un Jaguar XK-120 de 1949.