El Ford A es uno delos automóviles más populares, un ícono de la cultura automotriz, especialmente querido en Chile, como sinónimo de burrita, folleque o el auto de Condorito.
Este modelo fue pequeño lujo puesto a disposición de la clase media en su país de origen. Se estimaba que era un híbrido nada menos que entre un Lincoln y el Ford. Un reportero incluso llegó a publicar que había visto la fabricación de emblemas “Linford”. Otros señalaban que se llamaría Edison en honor al mejor amigo de Henry Ford. Sin embargo en forma más pragmática, pero a la vez llena de significado, se eligió la denominación “A”, como “origen de todo”, el inicio de una nueva época en Ford. Diseñado por el equipo de Edsel Ford, que significó un salto gigantesco desde el venerado modelo T. Fue fabricado entre 1928 y 1931.
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Se construyeron 4.858.644. Tenían un simple e indestructible motor de cuatro cilindros, carburador Zenith, 201 pulgadas y 40 HP. Con ellos podían alcanzar sin problemas su velocidad máxima de unos 105 kilómetros por hora, los que el chofer podía controlar en su velocímetro, que era un sencillo dispositivo cíclope donde los números giraban, como en una antigua máquina registradora. Muchos de sus motores hasta hoy siguen dando servicio en tareas auxiliares especialmente en países de vida más simple. En Chile tienen un importante capítulo en la historia automotriz pues nuestra primera planta para ensamblar autos fue establecida por Ford para armar precisamente el modelo A, planta que estuvo en operaciones hasta entrados los años 50.
La publicidad del Ford A también se adoptó a nuestro país muchas veces mostrando escenas santiaguinas como fondo de algún modelo de este vehículo.
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Hoy día, son objeto de cariño por quien vea uno. Más aún para un fiel grupo de cultores de Ford A quienes, en forma muy activa han formado el Club Ford A y hasta han cruzado la cordillera en estos autos, para ir a visitar otros Ford A en Argentina.
Más sencilla fue la celebración el día del Ford A organizada el pasado viernes 9 de octubre (inicio de una actividad de 3 días).
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Fue una tarde primaveral, tan escasa debido al cambio climático, sencilla y muy entretenida.
Un evento simpático, como dirían los cronistas de su época, que nos permitió acariciar las distintas versiones de Ford A existentes y tan bien mantenidos por sus actuales tenedores. |
No siempre es posible tener estacionada una treintena de Ford A en plena Providencia, donde vimos desde una increíble “Roadster pick up”, es decir una camioneta descapotable, sport truck, de por sí escasos, a otro aún más escaso convertible cabriolet, como se denominaba en 1930, con barras tipo landeau en sus pilares traseros, hasta los más sencillos phaeton.
Por supuesto que no faltaban los más conocidos, los que fueron taxis, el espacioso sedán de tres ventanas por lado y cuatro puertas, llamado “Fordor sedan” en la jerga publicitaria, hasta un ejemplar único, infiltrado, Chevrolet de 1928 manejado por un caballeroso personaje, como ya no los hay.
Bonito póster de recuerdo con gráfica acorde a la época,
“food trucks” y sencillos discursos, “Así queremos Providencia” dijo la autoridad edilicia; en realidad nosotros así quisiéramos a Chile, respetando los autos antiguos y acogiéndolos en sus calles. Siempre es un gusto mirar, escuchar, sentir el paso de los Ford A, sus motores y sus bocinas.
La colección de fotos que ilustra este artículo ha sido trabajada para replicar el antiguo revelado, que recibíamos cuando dejábamos un rollo de película y donde encontrábamos con sorpresa y algo de desilusión que los colores tenían tintes distintos a los que en realidad habíamos querido retratar. Lo hacemos como homenaje acorde al espíritu de todos quienes admiren un Ford A.