Mi padre Hernán Espinosa Valenzuela en su Lancia de 1937 diseñado por Pininfarina, en los años ‘60 en Quillota. El auto según mi padre era fantástico, con mucho detalle para la época. Fue de un cónsul y tenía compartimientos especiales para guardar skíes. Tenía el volante a la derecha, lo que dificultaba para adelantar. Después lamentablemente lo vendió. Entre el año ‘81 y ‘82 se vio por última vez en Quillota, ya no muy bien cuidado. - Raúl Espinoza
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